Todos nosotros hemos sido educados en la idea de que la ciencia es la forma de conocimiento del mundo que inevitablemente lleva a descubrir verdades, derribando así el oscurantismo de otras tradiciones basadas en la fe y el dogma. De la misma manera, se nos ha educado para pensar que esta característica de la ciencia proviene de su método de conocimiento, basado en la recolección de datos, formulación de hipótesis y su verificación experimental. Y también se dice que para que la tarea de la ciencia pueda ser llevada a buen término, es necesario que los científicos sean personas objetivas, desprejuiciadas, libres de todo apasionamiento personal (como no sea el del conocimiento mismo) y neutrales.
Así, la ciencia aparece como una actividad privativa de ese tipo de personas, no como una actividad que pueda ser compartida por el conjunto de la sociedad, pues la mayoría de sus integrantes viven una existencia demasiado arraigada en el prejuicio y la ideología como para poder observar a la naturaleza "tal como es".
Así, la ciencia aparece como una actividad privativa de ese tipo de personas, no como una actividad que pueda ser compartida por el conjunto de la sociedad, pues la mayoría de sus integrantes viven una existencia demasiado arraigada en el prejuicio y la ideología como para poder observar a la naturaleza "tal como es".
Diego Pintle.
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