Karl Popper es punto de referencia obligado entre los padres de concepciones filosóficas que explican el desarrollo de la ciencia, puesto que su tesis supuso un fuerte giro en la forma de entender la metodología, ostentando una importante significación en el contexto de la moderna caracterización de la ciencia. Gonzalo Angulo (1983) dice de él que “de entre los filósofos y científicos del primitivo Círculo de Viena, sobresale Karl Popper, probablemente el metodólogo más influyente del presente siglo, que representa además el lazo de unión de las concepciones epistemológicas tradicionales con las modernas”.
El falsacionismos surge en 1935 con la publicación de la obra “La lógica de la investigación científica” del filósofo K. Popper. La influencia de esta concepción metodológica ha sido fundamental en el campo de la filosofía de las ciencias sociales y de la economía en particular. Este autor critica el método inductivo y en general cualquier método que sea partidario de aplicar un criterio de verificación empírica de las teorías. En primer lugar, crítica el método inductivo, hasta el punto que se ha llegado a decir que la falsación es la antítesis del inductivismo (Pheby, 1988, pág. 24). Este autor apunta que se comete con frecuencia el error de identificar a las ciencias empíricas como aquéllas que emplean el método inductivo. Popper rompe con la racionalidad aparente de este método: “Desde un punto de vista lógico, dista mucho de ser obvio que estemos justificados al inferir enunciados universales partiendo de enunciados singulares, por elevado que sea su número, pues cualquier conclusión que sacamos de este modo corre siempre el riesgo de resultar algún día falsa” (Popper, 1962, pág. 27). A este respecto Blaug (1985, pág.30) parafraseando las palabras de Popper nos explica que la inducción desde casos particulares hasta la formulación de una ley universal exigirá un salto ilógico de pensamiento , lo que podría llevarnos a conclusiones falsas, aunque nuestras premisas fueran verdaderas.
En segundo lugar, Popper critica el principio de verificabilidad, su razonamiento consiste en plantear que por muchas pruebas que tengamos para apoyar una teoría, nunca podemos estar seguros de que la siguiente observación no será incompatible con ellas. De esta forma, una contrastación basada en observaciones particulares, aunque éstas sean muy numerosas, lo único que hace es no refutar la teoría, pero no demuestra que sea verdadera. En este sentido, Popper afirma: “Las teorías no son nunca verificables empíricamente. Si queremos evitar el error positivista de que nuestro criterio de demarcación elimine los sistemas teóricos de la ciencia natural, debemos elegir una criterio que nos permita admitir en el dominio de la ciencia empírica incluso enunciados que no puedan verificarse”
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