martes, 9 de noviembre de 2010

Otro lado de la ciencia contemporanea

 La concepción capitalista del mundo, basada en la fragmentación del mismo en partes pequeñas y "esenciales", fomenta un desarrollo científico basado cada vez más en las superespecializaciones. Se supone, según esta concepción, que el mejor científico es aquel que es autoridad indiscutible en una pequeña parte del saber, quedando entonces la comunidad científica dividida en miles de especialistas, tan profundamente conocedores de su área, que nadie que se sitúe fuera de ese pequeño campo será capaz de rebatir sus conclusiones.

Sin embargo, esta forma de desarrollar la ciencia tiene como consecuencia negativa una fragmentación enorme del conocimiento. Los científicos, entre más especializados estén en una mínima fracción del conocimiento del mundo, son poco capaces de comprender gran cosa de lo que se lleva a cabo en áreas que no son la suya; las consecuencias de los descubrimientos en otros campos les son frecuentemente desconocidas, pero lo más importante: la sociedad, que en su mayoría posee un conocimiento superficial de la ciencia y su quehacer, se ve desplazada no sólo del conocimiento científico mismo, sino de las decisiones sobre lo que se debe hacer en ciencia. Esa es tarea exclusiva de los que "entienden" de ciencia, de los pocos seres con esta capacidad de "evadir" los prejuicios e ideologías y comportarse objetiva y neutralmente frente al mundo.
 

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